domingo, 18 de julio de 2010

En el mar ¿la vida es más sabrosa?


A tan solo hora y media de lima en el 59 km de la Panamericana Sur de Lima se encuentra el distrito de Pucusana. Este balneario es muy concurrido en los días de verano. ¿Qué se puede encontrar en este distrito en esta época del año? ¿Veremos los famosos delfines? ¿El mar estará tranquilo? ¿Es verdad que en el mar la vida es más sabrosa? Vamos a averiguarlo.

Tres mujeres, un camino. No, no es otra telenovela mexicana. Íbamos al encuentro de Pucusana, nuestro primer encuentro físico con el balneario. Nuestra primera prueba era tomar el bus correcto, bus que nos enrumbaría directamente al lugar. Nos perdimos. ¿Quién iba a pensar que el puente primavera traería tantos problemas para tres jóvenes universitarias? Tantas veces hemos pasado por ese lugar y justo aquel día parecía haberse convertido en un laberinto lleno de escaleras, ambulantes y gente que pasa sin mirar. Una vez en el paradero correcto la espera del micro nos tomó un poco más de 20 minutos. Lastimosamente no pasan muchos que vayan directamente hasta este distrito. En verano, obviamente, hay muchos más carros que van al sur. Como todas unas peruanas avanzamos del lugar señalado como paradero hasta la misma pista, yendo en dirección a los carros. Íbamos al encuentro del bus, no lo podíamos perder, una oportunidad en un millón (okey, exagero). Si esperábamos sentadas en el paradero probablemente cuando llegue el carro ahí ya estaría repleto. Conseguimos sitio y como lo predijimos el carro se llenó por la gente que no pudo avanzar más rápido que nosotras. Qué vivas que somos!


El trayecto fue tranquilo. Todo gris: el cielo, el mar, la gente. Traté de no perderme entre tan monótono color y no dormirme. No dio mucho resultado. Sólo el cargado olor a estiércol pudo despertarme un poco cuando entramos en Lurín. Carreteras, más buses, mototaxis, mal olor. Siempre es bueno estar acompañado. Ya sea por amigos, un libro o música. O todas las anteriores en este caso. El cobrador nos avisó que estábamos a 5 minutos. Hora y media de viaje. Una nada. Último paradero y baja.


Ahí estábamos, observábamos el puerto de lejos. Con las piernas adormecidas no solo por la posición sino también por el frío. Caminamos por unas calles en bajada. Entre bodegas y casas a medio construir. Personas conversando afuera, uno que otro con alguna cervecita. A primera vista el puerto se ve lindo. Mientras más nos acercábamos al malecón más nos desengañábamos. Había tantos botes como ambulantes en los tiempos sin serenazgo en Gamarra. Un pelícano se paseaba por el poco espacio libre de agua que había. Más aves revoloteaban en el cielo nublado.


Pucusana es un distrito de Lima que se encuentra en el kilómetro 59 de la panamericana sur. Este balneario ya tradicional es uno de los más concurridos en verano. No solo por sus hermosas playas, muchas de las cuales son privadas, sino por la gran cantidad de actividades que se pueden realizar allí. Este antiguo puerto de pescadores cuenta con un fondo marino rico y es un atractivo perfecto para los amantes del buceo y los que buscan aventura en el mar. Entre los principales lugares que no te puedes perder en Pucusana está el Boquerón, o Boquerón del diablo, una formación rocosa formada por la erosión de las olas. La Bocana, es un canal que separa Pucusana de la isla Galápagos, isla donde hay una increíble variedad de especies marinas entre lobos marinos y aves. Esta es una de las tantas playas privadas que hay en este distrito. Entre otras tenemos la playa de Naplo, la Quipa, la Tiza, la Honda, los Calatos y Cañamero. También justo al otro lado del Boquerón se encuentra otra extensión rocosa, el Rostro de Cristo; llamado así justamente porque se asemeja al perfil de la deidad. En el se pueden apreciar pingüinos libremente jugando en su hábitat.


El malecón está lleno de restaurantes de comida marina. Todos se ven relativamente higiénicos por fuera. Entramos a uno ya que por el frío un café no nos venía nada mal. Estaba vacio, nos atendió amablemente un señor que amablemente dejó de ver la telenovela en la televisión para

volcar su atención en nosotras. Le preguntamos acerca de los delfines pues fue una de las principales razones por las que queríamos visitar el lugar. Nos dijo que se veían mar a dentro y que no era sencillo verlos. Nos recomendó no emprender ningún viaje en bote o lancha puesto que el mar estaba movido y no era propicio. Al ver nuestros rostros un poco decepcionados nos invitó a ver el Museo de delfines que esta en el distrito. Salimos del local con la intención de investigar más del balneario, de los delfines y los pescadores. Ni bien pusimos un pie afuera un olor a picarones nos llevó nuevamente al borde del malecón. Una serie de vendedoras de comida acababan de salir a preparar entre picarones, papitas, canchita y churros. Todo se veía

demasiado bueno. Al lado estaban

sponsable de la página web www.pucusanaperu.com. Al encontrarnos solo a un par de metro

s de donde se encontraban los pescadores decidimos ir e indagar un poco. Ya luego podíamos ir a los lugares pensados.


Welcome to the fishing dock of Pucusana. Un arco con este letrero nos recibía ni bien volteamos a la calle donde vimos varios pescadores. Mientras caminábamos observaba como algunos pescadores arreglaban sus botes en la orilla. En verdad había varios botes en la orilla siendo reparados. Claro que no tantos como los que estaban en el mar pero si los suficientes para dar la sensación de desorden. Sobretodo por los restos que estaban alrededor de estos. Había mucha gente en las calles, la cumbia que salía de un restaurante se escuchaba a lo lejos. Al acercarnos donde los pescadores que estaban entre el agua y sus redes en la orilla. Miradas de curiosidad y quizás desconfianza nos siguieron hasta llegar al borde. Uno de ellos, que estaba en su bote en el mar, nos preguntó si queríamos dar un paseo por la módica cantidad de 5 soles por persona. “Verán las casas de los famosos”, nos seducía. Un viaje a bote bordeando las playas de Pucusana toma alrededor de media hora. Como ya nos habían dicho que el mar no estaba tranquilo nos hizo dudar acerca de tomarlo o no. Definitivamente al hacer contacto visual entre nosotras nos dimos cuenta que ninguna tenía intensiones de subir. Pero mientras nos seguían convenciendo podíamos tener una pequeña charla con aquel hombre en el bote. Felix es pescador. “¿Qué no parezco pescador?”, me responde con una sonrisa. Es de piel canela y lleva ropa vieja y holgada. Tiene cabellos largos y canos que cubre con el gorro azul que lleva puesto. Parece amigable. Aunque sigo sintiendo miradas extrañas detrás de mí. Una vez que la conversación se enfocó en su trabajo, nos arriesgamos a preguntarle sobre delfines.


Él es pescador desde más de veinte años. Dice que hubo una época donde sí cazaban a los delfines para su venta pero que eso fue antes que salga la ley que los protegía. Ahora por la gran cantidad de pescadores que hay en el puerto los delfines cada vez se alejan más de la costa, pero una que otra vez son atrapados involuntariamente, dice, por que se enganchan en las redes.


-¿Pero los venden cuando ocurre eso?

-No, pues. Es carne de todas maneras, es solo para nuestro consumo, lo comemos.


Volteo a mirar el mar, no me extraña que cada vez sea más difícil ver delfines cerca

. Yo en su lugar también me alejaría con tantos botes cerca. Tantos, demasiados. Más aun si puede que quede atrapado en sus redes.


Desde el 26 de marzo de 1996, la ley Nº 26585 prohíbe la extracción, procesamiento y comercialización de delfines, toninos, chanchos marinos, marsopas, bufeos y otros cetáceos menores. También Mediante el Reglamento para la Protección y Conservación de los Cetáceos Menores (Decreto Supremo Nº 002-96-PE) se prohíbe el consumo de carne fresca de cetáceos menores o en cualquiera de sus estados de conservación.


Con la promesa de volver otro día para pasear en su bote nos despedimos de Felix. Esta vez nos disponíamos a visitar a Elena Prado. Subimos por las calles hacia la cuadra donde según su página, podíamos ubicarla. La diferencia de estructura entre las demás casas de la cuadra y la señalada eran muy marcadas. Esta casa tenía tres pisos, una fachada muy linda y limpia; y de estructura moderna. Al lado se podía ver otra edificación parecida. Tocamos a la puerta y nadie salía. Esperamos un rato y un rostro joven salió. Isaac Cornejo Prado, nos dijo tímidamente que su madre no se encontraba en casa. Había ido a Lima a realizar una actividad en un colegio. Igual le pedimos si el nos podía hablar sobre su madre y las cosas que realiza en Pucusana. Salió y nos invitó a pasar a un local ubicado justo al lado de su casa.


La Casa Nostra es una pizzería que solo funciona en verano. Este restaurante A1 es de Elena y su familia. Es también una forma de incentivar el turismo en Pucusana puesto que no hay muchos restaurantes de este tipo, según Isaac, y eso llama a más turistas. Su madre es profesora, en el 2000 funda el colegio Pierre Laplace, ubicado a unas cuadras de donde nos encontramos ahora. A través de este busca, desde que lo fundó, a ayudar a la población de Pucusana. Ha conseguido hacer campañas contra el medio ambiente, marchas, y trabajos entre alumnos y padres para ayudar con el tema ecológico. Tiene amigos extranjeros que, al saber de la iniciativa de Elena, van a dictar clases al colegio. Justo en este momento hay un profesor de inglés hospedado en su casa, nos cuenta. También Elena enseñó a un grupo de mujeres embarazadas a trabajar artesanía con reciclables, para que estas después lo puedan vender y tengan una forma de ganar dinero. Pudo conseguir que viniera un grupo de médicos extranjeros para una campaña gratuita de salud. Elena Prado no pertenece a ningún partido político, ni tiene algún cargo político en el distrito. Todo lo realiza por que cree en el desarrollo de Pucusana y lucha por ello. Todo lo consigue a través de contactos. Toda esta labor que hace en este balneario produjo que el diario El Comercio le hiciera una nota en el 2007, como nos muestra su orgulloso hijo. Ella con ayuda de Isaac, crearon la página ya mencionada antes. En esta se puede encontrar mucha información sobre el distrito, desde ubicación, historia, lugares turísticos, fotos, etc. Isaac también está muy interesado en el desarrollo del distrito donde vive. Es por eso que ayuda a su madre, junto a su hermano, en todo lo que puede. El sabe que para que haya un cambio tiene que empezar con el interés en las demás personas que también viven ahí. A muchos no les importa que este balneario cada vez este más poblado de botes que vienen de todas partes del país, ya que no hay realmente un control sobre el puerto. O que invadan cada vez más las calles solo para que su negocio abarque más. Elena Prado poco a poco, desde su colegio, está logrando hacer cambios. Pero al parecer no todos quieren estos cambios favorables. Las especies marinas cada vez se van alejando más y más de su hábitat natural por la gran cantidad de pescadores cerca. No solo eso, Isaac nos cuenta que hace un par de años encontraron a vecinos teniendo a pingüinos como mascota. Cuando le preguntamos si seguía la caza de delfines, nos dijo que aun sí.


-Justamente el otro día encontraron un cuerpo muerto de delfín en la orilla. Dicen que la carne de delfín es muy rica y por eso se la comen.


Ya se acercan las elecciones y nada menos que 4 partidos le han ofrecido a Elena Prado que se una para que postule. Isaac dice que ella no quiere, aún.


Como queríamos ver pingüinos, Isaac nos acompañó hasta El mirador de pingüinos. Lugar creado justamente por su madre para que haya otro atractivo en el distrito. Mientras regresábamos nos contaba acerca de los proyectos que su madre tiene en mente y que de conseguir el apoyo necesario los pondría en marcha. Según nos cuenta Isaac la municipalidad no actúa como debería. Es por eso que su madre, por cuenta propia, trata de mejorar las cosas en su distrito. “Cuando van a la municipalidad para buscar información acerca de Pucusana los mandan aquí.” Felizmente nosotras nos adelantamos y fuimos de frente al encuentro con los Prado.


Si bien es cierto en el distrito encontramos muchos puntos desfavorables para un buen desarrollo turístico y social, encontrarnos con gente como esta familia hace ver que no todo está perdido. Si todos los vecinos de este balneario tuvieran tan solo un mínimo interés en que esto funcione las cosas mejorarían. Depende de ellos mismos el cambio. Debería haber un par de Elenas Prado en cada distrito para que las cosas en el Perú cambien. En general creo todos debemos poner más atención a todo el asunto ambiental por que al fin y al cabo, todos somos los que disfrutamos de estas hermosas playas.


* con el delfín, hasta el fin.

1 comentario:

cally dijo...

Pucusana es un lugar mistico con historia, de gente muy amable; es un balneario que al igual que Ancon necesitan un gran empuje tanto de sus pobladores como del resto de peruanos que solo lo visitan en verano. En invierno toma un tono gris pero no triste es reconfortable; la Sra. Prado es un gran ejemmplo de mujer.